Vivir – en lugar de sobrevivir
NUEVOS ASPECTOS DE LAS CONSTELACIONES DE TRAUMA DE INTEGRACION DE SI MISMO
7.10.21
COMPRENSION DE LA ALTERACION
„Ser verdadero” y “ser de sobrevivencia” del /la cliente.
Sin en el proceso de constelación, el/la cliente reconoce que, al fijarse inconscientemente en su ser de sobrevivencia, también está fijada en la “base” del mismo: su propio trauma y los padres con sus traumas, ubicados en su espacio propio. Entonces toma consciencia de que hasta el momento se había orientado mas en ese conglomerado que en su propio Ser.
Ahora entiende la razón por la que esos traumas mal almacenados siempre fueron activados por eventos externos. Esto no lo sabia hasta hora. ¿Tal hasta vez hasta le dio la responsabilidad a la persona involucrada?
Reconoce que este conglomerado no es compatible con su ser y que tiene el derecho y la fuerza de eliminar a todos estos introyectos ajenos a su ser de su propio “espacio de identidad”. A su propio trauma, a su propio ser de sobrevivencia y también a los padres y sus respectivos traumas.
Sin embargo, es común que se aquí se muestre una resistencia emocional interna.
Ocasionalmente se siente el acto de delimitar y eliminar los introyectos
- como si fuera “prohibido” – como si fuera una falta de amor e hiriente, o
- como si el/la cliente con este acto perdería la unión y la pertenencia a la familia.
Aquí se muestra claramente un fenómeno que encontramos cada vez de nuevo en los colectivos familiares traumatizados: la unión entre los miembros de una familia ocurre por compartir el sufrimiento. De manera que el sufrimiento se convierte en la condición para la pertenencia. Dicho en un tono informal: se convierte en la tarjeta de pertenencia al club.
¡Esta dinámica inconsciente explica, por qué la terapia de traumas no puede tener éxito hasta que esta dinámica no sea reconocida y solucionada!
¡Y si, hay una solución!
El „Ser verdadero“ y el „Ser de sobrevivencia” de los padres traumatizados
También los padres pueden estar separados de su ser debido a un trauma no procesado, y por lo tanto encontrarse en un modo de sobrevivencia. Por eso también en los padres traumatizados diferenciamos entre su “núcleo esencial” o su “ser verdadero” y un “ser de sobrevivencia” condicionado por el trauma. El ser verdadero de los padres es el componente que se alegra naturalmente por un hijo tan maravilloso y le quiere entregar su amor incondicional. Si uno de los padres no se encuentra conectado con su verdadero ser, o lo esta sólo muy raras veces, entonces el hijo no experimenta ese amor incondicional que tanto anhela, o lo hace muy raras veces. Solo llega a conocer al ser de sobrevivencia de los padres, lo cual muchas veces va aunado con heridas emocionales o físicas.
Esa diferenciación entre el ser “verdadero” y el “falso” ser (ser de sobrevivencia) le hace posible al/la cliente adulta/o dar los pasos de solución que no fueron posibles al/a niño/a de antes.
Si el/la cliente hasta ahora, por esas heridas estaba enojada con los padres– y si se sentía culpable por eso, rechazándose, – entonces ahora puede reconocer que: Puede rechazar el “falso ser” de los padres sin sentimiento de culpa (¡!). Y si observa que, por error, para orientarse, interiorizó al falso ser de los padres, – como parte del conglomerado – entonces también puede delimitar a ese falso ser y eliminarlo de su espacio de identidad.
En muchos casos ahí surge una rabia – suprimida por mucho tiempo y orientada hacia si mismo/a, – que en realidad podría ser dirigida hacia la causa de las heridas: contra el “falso ser” del padre y/o la madre.
Los/las clientes siempre lo experimentan como emocionalmente liberador, cuando por fin pueden dirigir esa agresión a la dirección correcta, con una fuerte delimitación, acompañada de palabrotas como: “idiota imbécil”. Como no se está dirigiendo al ser verdadero del padre o de la madre, sino a “su falso ser”, que es resultante de su trauma, – no tiene que tener sentimientos de culpa.
Si de esa manera se “barrió de la mesa” todo lo tóxico y lo incompatible con el propio ser, entonces en la mesa solo queda el símbolo del ser verdadero de los padres.
Este paso de solución es importante por dos razones:
- Si ahora el/la cliente dirige su rechazo, el cual por error hasta ahora estaba dirigido contra si mismo/a (mal sentimiento de autoestima), a la dirección correcta: al padre/la madre del/la cual se originaron las heridas, entonces puede mantener el respeto tanto hacia los padres como hacia misma/a.
- De esa manera es posible – por lo menos en la imaginación – un encuentro amoroso entre el núcleo del ser del padre/la madre – y el propio, es decir, “de corazón a corazón”.
Trauma de relación en la constelación con figuras
En la constelación con figuras es posible simbolizar con bloques los componentes del propio ser (“yo”, lo infantil y el verdadero Ser), el propio trauma, las personas involucradas y los traumas de ellos. Esto posibilita al/la cliente hacer visible los aspectos de su propia estrategia de sobrevivencia, y de comprenderlos. Cuando reconoce la ilusoria ganancia, y las desventajas relacionadas con ésta, entonces le es más fácil desprenderse de ello sin por ello tener que despreciarse.
Sorprendentemente, ahí existe un patrón típico. El /la cliente coloca al símbolo de su “yo” sobre el símbolo de su trauma. ¡Pone a su propio trauma como base de su autoimagen!
Eso le parece familiar: Para no tener que entregarse al propio sufrimiento (¿?) literalmente se ubica en un “plano superior” (un plano racional o espiritual, mundos virtuales).
También el lugar sobre los traumas de sus padres le son “familiares”. Como si, de manera espontánea, por “amor, también fuera responsable de sus problemas.” O por misión. Junto con esto van la tenencia al control y el perfeccionismo.
Esta sobre elevación ilusoria del/la cliente – el /la cual en la realidad ha sufrido abandono emocional y sobre exigencia extremos – le proporciona la ilusión de tener una justificación para existir o de tener una tarea. Al mismo tiempo, sin embargo, él/ella experimenta que esas tareas son irrealizables y por lo tanto se desprecia. Por ese auto desprecio bloquea la única alternativa “sana”: el acceso a su propio ser.
El modo de sobrevivencia
Así quedan atascados/as en el “modo” de sobrevivencia. El “ser de sobrevivencia” se convierte en el “falso ser”.
Esa relación entre la auto sobre-valuación y de la auto de-valuación conduce a un sentimiento de autovaloración frágil que determina la autoimagen, determina a las relaciones privadas y profesionales. Y conduce a más experiencias traumáticas. Porque el asegurarse en esa estrategia de sobrevivencia puede conducir a que el/la cliente inconscientemente reviva exactamente la misma constelación traumática de relaciones de la infancia para la cual había desarrollado su estrategia (minuciosamente adaptada).
COMPRENSION DE LA SOLUCIÓN
„Ser verdadero” y “ser de sobrevivencia” del /la cliente.
Sin en el proceso de constelación, el/la cliente reconoce que, al fijarse inconscientemente en su ser de sobrevivencia, también está fijada en la “base” del mismo: su propio trauma y los padres con sus traumas, ubicados en su espacio propio. Entonces toma consciencia de que hasta el momento se había orientado mas en ese conglomerado que en su propio Ser.
Ahora entiende la razón por la que esos traumas mal almacenados siempre fueron activados por eventos externos. Esto no lo sabia hasta hora. ¿Tal hasta vez hasta le dio la responsabilidad a la persona involucrada?
Reconoce que este conglomerado no es compatible con su ser y que tiene el derecho y la fuerza de eliminar a todos estos introyectos ajenos a su ser de su propio “espacio de identidad”. A su propio trauma, a su propio ser de sobrevivencia y también a los padres y sus respectivos traumas.
Sin embargo, es común que se aquí se muestre una resistencia emocional interna.
Ocasionalmente se siente el acto de delimitar y eliminar los introyectos
- como si fuera “prohibido” – como si fuera una falta de amor e hiriente, o
- como si el/la cliente con este acto perdería la unión y la pertenencia a la familia.
Aquí se muestra claramente un fenómeno que encontramos cada vez de nuevo en los colectivos familiares traumatizados: la unión entre los miembros de una familia ocurre por compartir el sufrimiento. De manera que el sufrimiento se convierte en la condición para la pertenencia. Dicho en un tono informal: se convierte en la tarjeta de pertenencia al club.
¡Esta dinámica inconsciente explica, por qué la terapia de traumas no puede tener éxito hasta que esta dinámica no sea reconocida y solucionada!
¡Y si, hay una solución!
El „Ser verdadero“ y el „Ser de sobrevivencia” de los padres traumatizados
También los padres pueden estar separados de su ser debido a un trauma no procesado, y por lo tanto encontrarse en un modo de sobrevivencia. Por eso también en los padres traumatizados diferenciamos entre su “núcleo esencial” o su “ser verdadero” y un “ser de sobrevivencia” condicionado por el trauma. El ser verdadero de los padres es el componente que se alegra naturalmente por un hijo tan maravilloso y le quiere entregar su amor incondicional. Si uno de los padres no se encuentra conectado con su verdadero ser, o lo esta sólo muy raras veces, entonces el hijo no experimenta ese amor incondicional que tanto anhela, o lo hace muy raras veces. Solo llega a conocer al ser de sobrevivencia de los padres, lo cual muchas veces va aunado con heridas emocionales o físicas.
Esa diferenciación entre el ser “verdadero” y el “falso” ser (ser de sobrevivencia) le hace posible al/la cliente adulta/o dar los pasos de solución que no fueron posibles al/a niño/a de antes.
Si el/la cliente hasta ahora, por esas heridas estaba enojada con los padres– y si se sentía culpable por eso, rechazándose, – entonces ahora puede reconocer que: Puede rechazar el “falso ser” de los padres sin sentimiento de culpa (¡!). Y si observa que, por error, para orientarse, interiorizó al falso ser de los padres, – como parte del conglomerado – entonces también puede delimitar a ese falso ser y eliminarlo de su espacio de identidad.
En muchos casos ahí surge una rabia – suprimida por mucho tiempo y orientada hacia si mismo/a, – que en realidad podría ser dirigida hacia la causa de las heridas: contra el “falso ser” del padre y/o la madre.
Los/las clientes siempre lo experimentan como emocionalmente liberador, cuando por fin pueden dirigir esa agresión a la dirección correcta, con una fuerte delimitación, acompañada de palabrotas como: “idiota imbécil”. Como no se está dirigiendo al ser verdadero del padre o de la madre, sino a “su falso ser”, que es resultante de su trauma, – no tiene que tener sentimientos de culpa.
Si de esa manera se “barrió de la mesa” todo lo tóxico y lo incompatible con el propio ser, entonces en la mesa solo queda el símbolo del ser verdadero de los padres.
Este paso de solución es importante por dos razones:
- Si ahora el/la cliente dirige su rechazo, el cual por error hasta ahora estaba dirigido contra si mismo/a (mal sentimiento de autoestima), a la dirección correcta: al padre/la madre del/la cual se originaron las heridas, entonces puede mantener el respeto tanto hacia los padres como hacia misma/a.
- De esa manera es posible – por lo menos en la imaginación – un encuentro amoroso entre el núcleo del ser del padre/la madre – y el propio, es decir, “de corazón a corazón”.
VIVIR: El auto valor y el tomar el amor verdadero
Ahora el camino del/la cliente está libre para sentir el amor verdadero, incondicional de, por ejemplo, la madre, al que siempre anheló y al cual pudo experimentar rara vez o nunca.
Para ello ubica al símbolo del verdadero ser de la madre sobre su corazón y siente, si puede abrir su corazón a este amor (imaginado) de una madre “no traumatizada, que se alegra de tener a esta/e hija/o maravillosa/o y con placer le regala su amor puro e incondicional – por la sencilla razón de estar aquí”.
Muchas veces el/la cliente siente que no puede abrir su corazón – por miedo de ser herido/a nuevamente.
Mi colega Philipp Kutzelmann tuvo la valiosa intuición, que aquí el símbolo de un filtro podría ser de ayuda. Cuando el/la cliente coloca un filtro simbólico en medio, por ejemplo, una toalla doblada, entonces puede abrir su corazón mejor al amor de su madre.
El vivir este amor verdadero de una madre – ¡tal vez por primera vez! – es muy conmovedor para los afectados. Esto puede cambiar su auto imagen de manera fundamental. Porque esa experiencia “despierta” a su consciencia de ser valiosa/o, amado/a por el solo hecho de estar aquí, independientemente de logros. Ahora siente un valor propio diferente, interno. Recién ahora puede sentir que puede tomar el amor de otros hasta quedar satisfecha.
Y reconoce: sin ese sentimiento de auto valor, hasta ahora las dudas impedían el recibir el cuidado y el amor de otro – ¿será que es honesto? ¿Será que se refiere a mi? ¿Será que yo merezco ser amada/o? ¡De esa manera, se “muere de hambre frente a la mesa servida!”
Poder reconocer y describir a esta dinámica central también fue sorprendente y emocionante para mi. La condición para ser capaz de recibir el amor incondicional es la conexión con el propio verdadero ser, el cual sabe que es digno de ser amado. Este ser verdadero es parte de nuestra “instalación básica”. Según nuestra forma de comprender, es un regalo de la naturaleza y nos conecta con el Todo más grande, del cual somos parte.
El potencial del ser por lo tanto comprende a:
- Una consciencia de auto valor y dignidad (intrínsecos).
- La capacidad de recibir amor incondicional – y de darlo.
- Utilizar a la propia fuerza con determinación para reconocer y eliminar del propio espacio lo ajeno a si mismo de manera efectiva.
Pero justamente en el trabajo con traumas tempranos de relaciones vemos que ese potencial tiene que ser “despertado” o iniciado, lo que con suerte sucede con la experiencia del amor incondicional de uno de los padres. Esta es una dinámica que se estabiliza a si misma.
De esta manera se hace posible una conexión por amor, más allá de los límites de las generaciones.
SOBREVIVIR en familias traumatizadas
En nuestros/as clientes observamos diariamente: Debido a los traumas no procesados, no solo la conexión con su propio ser verdadero está afectada, sino hasta tener consciencia de que existe un ser verdadero propio.
Debido a que su verdadero ser (el auto valor intrínseco) no “podía ser despertado” por padres traumatizados, los afectados se orientan por el falso ser de sobrevivencia, el cual les ayudó a sobrevivir en un ambiente adverso. Es decir, su auto valor es determinado solo por sus logros, específicamente por aquellos que los hace ser útiles a otros (extrínseco). Esto generalmente va conectado con las fantasías de grandeza de ser responsable por las necesidades de los demás. De esa manera, las relaciones recién tienen valor cuando aportan utilidades. Así el usar y dejarse ser utilizado determinan las relaciones entre las parejas. Erróneamente lo identifican como “amor” – y exigen lo mismo del otro.
En este contexto, el anhelo por un amor incondicional debe ser rechazado como una ilusión, debe ser desvalorizado como egoísta. Esto también resalta en el aspecto central del auto cuidado.
Auto cuidado y el amor verdadero – en el modo vida
El auto cuidado significa que una persona percibe a sus propias necesidades, se siente responsable por ellos y que se cuida bien a si misma – en su caso también organizando ayuda para ella misma.
Por lo tanto, el auto cuidado es condición para la autonomía y auto determinación.
Y, es condición para una relación adulta de pareja, en la cual la relación y la conexión no son determinados por el utilizarse mutuamente. Las partes pueden mostrarse a si mismas – y ver al otro – tal como son. De manera que ambos pueden ver el “verdadero ser” del otro en el otro, aquello que lo hace ser único. Así puede generarse la atracción mutua, una atención mutua que no es determinada por intereses e intenciones, es incondicional. Eso es el verdadero amor.
En el modo sobrevivencia,
desde un enfoque funcional y sistémico, los dos aspectos del auto cuidado:
- La capacidad del cuidado
- La percepción de carencia
no están relacionados en el sentido del auto cuidado.
Con un enfoque funcional – sistémico se puede observar que estos dos aspectos son aislados, deformados e instrumentalizados abusivamente, en forma de un
- un cuidado inapropiado del otro
- una carencia propia marcada y no considerada.
Un aspecto automáticamente activa el otro aspecto en la pareja y viceversa.
Los implicados muchas veces lo confunden con amor y exigen ese amor del otro. Pero ese “amor” no es incondicional, no libera, al contrario. De esta manera se generan dependencia y codependencia.
También esta dinámica en si misma tiene un efecto reforzador. Así se convierte en una trampa. Y aunque sea reconocida por los involucrados –de esta trampa muy raras veces pueden salir por si solos.
El proceso de solución
Con el trabajo de constelación con traumatizados tempranamente se nos aclaró:
Aunque en los implicados el potencial del propio “ser verdadero” no pudo ser despertado por los padres – es imperdible e indestructible.
Un/a terapeuta que aprendió a reconocer a sus propias estrategias de sobrevivencia condicionadas por un trauma, también puede reconocer al verdadero ser de un/a cliente – en lugar de identificarla/o con sus problemas y traumas. Si al/a cliente lo/la acerca de nuevo a este ser verdadero olvidado y desvalorizado, entonces éste/a reconoce que hasta el momento se orientó erróneamente en elementos ajenos a su ser: en el conglomerado de traumas.
Así se sienta raro o prohibido, el /la cliente puede eliminar de su espacio a los introyectos ajenos a su ser y sentir nuevamente, paso a paso, la conexión con su ser verdadero.
Una vez experimentados su valor propio y su propia fuerza, el/la cliente puede reconocer, cómo su componente necesitado – el/la “niño/a interno/a” abandonado/a y agobiado/a – también fue devaluado/a y descuidado/a por el/ella misma/o. En un proceso muy conmovedor puede recuperar el respeto y la valoración de su “ser infantil”. Tal vez por primera vez puede sentirse responsable por sus propias necesidades. Como si fuera de contrapeso, puede experimentar, como su vida, hasta el momento sin alegría, orientada en logros, es enriquecida con la vivacidad y la fantasía de su “ser infantil”.
Y las relaciones pueden ser determinadas por un encuentro yo – tu nuevamente. A través de la atracción mutua se genera una conexión que deja lugar al crecimiento de ambos. Eso es el verdadero amor desinteresado.
Es una diferencia flagrante a la relación del compartir simbiótico del sufrimiento, descrita más arriba.
Siempre me vuelvo a conmover al experimentar que con este procedimiento sencillo y sin embargo generador de estructuras (”entrenamiento de estructura”) son posibles profundas metamorfosis. En 90 Minutos.
Cosecha y agradecimiento
Hace 45 años, el 4.10.1976, me establecí como psiquiatra en Munich. Pronto mi visión era que debería haber un método de terapia rápida y efectiva a la vez. Trataba de comprender a los problemas de mis clientes, confié en mi percepción y en mi intuición y, a partir de ello, formulaba hipótesis y luego las probaba. De esa manera, durante 40 años, se desarrolló este concepto.
Lo que tenía importancia para mi: Este concepto puede ser aplicado por los mismos afectados, al „navegar en la sombra “de un proceso terapéutico expuesto (por ejemplo, en mi canal de “You Tube) o siguiendo las instrucciones del “haz lo tu mismo”, evitándose de esa manera la gradiente de poder entre terapeuta y cliente que puede bloquear la autonomía en el/la cliente.
Hoy, a los 80 años de edad, contemplo ese desarrollo. Para, mi en varios aspectos, eso es como un regalo. Y también yo mismo he crecido a través de las experiencias con mis clientes.
Lo pueden tomar todos ustedes, crecer con ello, utilizarlo y pasarlo. De esa manera todos llegamos a formar parte del proceso de transformación inevitable hacia una generación apta para el futuro, al ser una sociedad apropiada a la especie.
Munich, octubre 2021
Ero Langlotz
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